Resending: Inteligencia DesArtificial: Despidos Masivos causados por Inteligencia Artificial


Inteligencia Desartificial

18 de Julio de 2025

Despidos Masivos causados por Inteligencia Artificial

Santiago llegó a casa un poco más temprano.
Hoy no traía esa sonrisa en el rostro que todos acostumbraban elogiarle, pero, por fortuna, sus hermanos y padres aún no habían llegado. Solo estaban su tía y su bisabuelo, que miraba por la ventana contemplando los pájaros que posaban en un árbol frente a la casa.
¿Cómo negarle la sonrisa al “nono”, por más que no estuviera pasando un buen momento?

—Hola abuelo, ¿cómo estás?

—Hola Santi, muy bien. ¡Llegaste más temprano hoy!

El nono, como le decía Santiago, a pesar de sus 98 años, era un hombre que todavía estaba lúcido para muchas cosas, y sabía notar cuando algo le pasaba a su bisnieto.

—Ah, sí… —demoró un poco en responder Santiago mientras decidía si inventar una historia o decir la verdad. Sabía que, a la larga, se iba a saber, entonces, aunque tenía un nudo en la garganta, habló—: Hoy se terminó mi pasantía en la empresa.

—¿Tan rápido? ¿No llevas solo unas semanas?

—Sí, así es. Pero la empresa hizo varios ajustes… es decir, redujeron personal, y creo que no les parecía coherente despedir a gente y mantener a los pasantes.

—Entiendo… Es una lástima, pero creo que lo habrán pensado mucho antes de decidirlo.

—Sí, así es. Es increíble que hace unos años todos decían que, para garantizar el futuro, tenías que saber programar. Y hoy, paradójicamente, despiden a algunos programadores con menos experiencia por causa de la Inteligencia Artificial. Es más barato hacer cosas básicas con IA que con humanos.

—Mmm… —murmuró el nono mientras miraba a los ojos de Santiago, como buscando algo dentro de ellos para entender lo que le estaba diciendo. Carraspeó y dijo—: Bueno, yo no entiendo qué es eso de la Inteligencia Artificial. Solo lo he escuchado y me imagino robots haciendo el trabajo de las personas.

Santiago se rió, por primera vez en todo el día, de forma espontánea.

—Bueno, sí, más o menos es eso. En realidad no son robots como en Star Wars, pero en el fondo sí están quitando el trabajo a los humanos.

—Mmm… —volvió a murmurar el nono—. Como cuando llegaron los tractores.

—¿Qué tractores? —se interesó Santiago.

—Mi padre me contó que, cuando era joven, llegó así como tú hoy, con cara triste a casa. Él estaba haciendo su primera experiencia de trabajo en el campo, y resultó que el dueño del lugar había comprado un tractor. Todas las personas que antes trabajaban con animales para arar el campo fueron despedidas, porque ahora una sola persona podía hacer ese trabajo, y más rápido, encima de un vehículo con ruedas gigantes. Así lo veía él en aquella época. Estaba desesperado, no sabía qué hacer.

—¿Y qué pasó? —afirmó Santiago, ahora muy curioso por saber cómo seguía la historia.

—Bueno, me contó que en aquella época muchas personas abandonaron el campo y se fueron a la ciudad. En ese entonces estaban naciendo las primeras fábricas, y necesitaban trabajadores, así que hubo una migración. Solo algunos se quedaron: los que innovaron y los que se resistieron. Pero al final no podían competir en costos, y terminaron por ceder a la tecnología. Entonces mi abuelo le dijo a mi padre: “Oye, sé que te gusta mucho lo que haces, pero hay momentos en los que hay que decidir: o te vas a la ciudad a continuar tu vida, o aprendes a manejar un tractor y te conviertes en el mejor tractorista de la zona… y nunca te faltará trabajo”.

Reflexión: Tu propósito es cada vez más importante

En los últimos tiempos hemos escuchado con frecuencia que varias empresas del sector tecnológico han despedido a muchos empleados, especialmente en aquellas posiciones más fácilmente automatizables. Aunque puede haber diversos motivos, la razón principal suele ser la competencia: cuando algunas empresas que disputan el mercado logran reducir costos mediante la automatización, obligan al resto a buscar ese mismo equilibrio para seguir compitiendo.
Lamentablemente, en esta época las alternativas para reubicarse profesionalmente ya no son tan claras. La capacidad de automatización que existe hoy con la Inteligencia Artificial es enorme y crece exponencialmente. Si hubieras atravesado una situación similar hace apenas tres o cuatro años, quizá habrías optado por una alternativa laboral que hoy ya estaría siendo absorbida por la IA.
Es difícil encontrar algo que esté protegido de esta ola tecnológica. Todo indica que aquellas profesiones relacionadas con las artes, el ejercicio físico o la salud mental serán cada vez más valoradas por los seres humanos. Pero no todos podrán girar el timón hacia esas áreas, ni todos desean emprender su propio negocio como otra alternativa.
Por eso, hoy más que nunca es crucial tener claridad acerca de cuál es nuestro verdadero propósito: hacia dónde queremos ir, qué cosas podemos apalancar con la Inteligencia Artificial o, por el contrario, en qué aspectos podríamos destacarnos precisamente por no depender de ella.
Porque el futuro inmediato exigirá tomar decisiones claras y conscientes sobre qué papel jugará la tecnología en nuestra vida profesional.

—Entendí lo que quiso decir mi tataratatarabuelo… Creo que debería aprender más sobre inteligencia artificial para no quedarme fuera de la ola, o al menos descubrir en qué otras cosas puedo enfocarme. Después de todo, soy joven y todavía puedo estudiar lo que sea.

El nono, que horas antes se había encogido de hombros murmurando «esas cosas modernas no las comprendo», esbozó una sonrisa traviesa. Sacó un libro de la repisa, sopló el polvo de la cubierta y, con un guiño, replicó:

—Te diré algo, muchacho: no es cuestión de edad, sino de curiosidad.

Le mostró la portada, que rezaba «Inteligencia artificial para todos». En la solapa asomaban anotaciones y marcadores, prueba irrefutable de que llevaba tiempo estudiando el tema en secreto y de que había fingido ignorancia solo para poder contarle la historia completa.

Santiago quedó boquiabierto. Un segundo después soltó una carcajada y se lanzó a abrazar a su nono. Su día dio un giro de ciento ochenta grados: de la frustración al hallazgo de un aliado inesperado.


Esta ha sido mi duodécima newsletter.

De vez en cuando conviene hacerse la pregunta incómoda: si todo lo que hago hoy pudiera automatizarse por completo con una IA, ¿qué me seguiría diferenciando de un algoritmo?
Hace tiempo pensaba que los gestores serían las primeras «víctimas», porque muchas de sus tareas —tramitar documentos, conseguir información— ya pueden resolverse con un modelo conversacional. Sin embargo, hay algo que una máquina todavía no transmite: la sensación de seguridad que sentimos al tratar con una persona. El resultado puede ser idéntico, pero la experiencia emocional es distinta.

Ahí entra la humanización de los servicios: ser cada vez más relacionales, percibir los sentimientos del otro y ofrecer algo que los reconforte a cambio. Esta semana fui a un chequeo médico rutinario; tenía todo agendado en la app, con notificaciones y recordatorios. Aun así, cuánto habría agradecido que alguien me recibiera, me indicara el orden de los exámenes, qué ascensor tomar… Pequeños detalles que habrían evitado subir y bajar sin rumbo y, sobre todo, la sensación de «no quiero volver aquí».

Piensa en tu día a día: ¿en qué momentos podrías añadir ese toque humano que marque la diferencia?

Piensa en lo que estás haciendo hoy y visualízalo a largo plazo. La tecnología avanza, pero el vínculo humano sigue siendo un valor irremplazable. Si tienes que cambiar, lo más importante es qué quieres hacer y por qué quieres hacerlo; el “cómo” lo descubrirás más adelante.

Muchas gracias por llegar hasta aquí.

En DELFA llevamos muchos años trabajando con ambas caras de la Inteligencia Artificial.
Por eso, cuando creamos ROMA360, lo hicimos con una premisa clara: cada línea de código debe estar pensada desde una perspectiva ética, responsable e inclusiva.

ROMA360 conecta sistemas, personas y procesos para ayudar a empresas que saben que pueden gestionar mejor, sin dejar de lado el valor humano.

Si quieres ver cómo funciona en la práctica, te invito a agendar una reunión personalizada.

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Nos vemos la próxima semana.

¡Chau!
Fabricio De los Santos


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En esta newsletter comparto ideas, herramientas y reflexiones sobre cómo vivir y trabajar con propósito en un mundo cada vez más automatizado. Tecnología, inteligencia artificial y desarrollo personal… al servicio de una vida más consciente.

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